sábado, 19 de mayo de 2012

Sangre entre las piernas


  El teatro de la Universidad Central fue el escenario de inauguración del festival internacional de cine documental EDOC, cuya programación se presentará en diferentes salas de la ciudad hasta el 27 de Mayo

   Aliona Van der Horst es la directora de “Los niños del agua”, documental con el que se inaugura el festival y en el que ella nos presenta diferentes historias de mujeres en torno a su fertilidad. En el film se hace un seguimiento de una de las obras de la artista japonesa Tomoko Mucaiyama, quien construirá a manera de templo japonés un espacio metafórico de la menstruación con 12000 vestidos blancos.

    La película intercala el piano de Bach interpretado por la artista japonesa y las imágenes estéticas del laberíntico espacio de telas. Con tono apacible entre imágenes y música el espectador se introduce en la película movido más por los sentidos antes que por la razón.

   La instalación que la artista monta pretende que las mujeres de la localidad se apropien de la obra con su propia experiencia vital,  ya que ésta trata sobre la femenina y particular condición social y natural que posee la mujer. Ellas podrán realizar el “ritual” -como lo llama la artista- y seleccionar un vestido blanco del templo para imprimirlo con su propia sangre de menstruación.


    En eso consiste la fertilidad de la obra; en la impresión más íntima de una mujer sobre su signo, su lienzo-vestido. Es un arte del cuerpo y de la vida. Así nacen las historias del documental, historias de fertilidad, de sexualidad, de embarazo, “¿por qué sigo usando anticonceptivos?” se pregunta una de ellas. Historias de esposas, de madres, de mujeres y de su sangre. De sus hijos.

   La película se torna auto-reflexiva cuando en una conversación la artista japonesa introduce a la directora del documental en su obra, y le pregunta sobre su historia… Los silencios y las ausencias son más elocuentes, las manos dicen más; sobre la mesa y sobre el piano. Aliona Van der Horst no tiene hijos, los esperó durante 7 años y no llegaron.

La ausencia es el tema. Buena parte de las mujeres cuentan la historia de su sexualidad infértil, de su útero extirpado, de su hijo no nacido.  El fuego consume unas muñecas… “nunca cuentes los años de tu hijo muerto”.

Imágenes oníricas complementan la película. Bebes imaginarios reemplazan a los ausentes, inútil ritual de la compensación, niños en las rocas como espuma en el mar; los niños del agua.


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